domingo, enero 07, 2007

Familia Ursidae:

Familia ursidae: El oso polar u oso blanco (Ursus maritimus, antiguamente Thalarctos maritimus) es un gran mamífero del orden carnívora. Rivaliza con su pariente, el oso kodiak (Ursus arctos middendorffi), el título de carnívoro terrestre más grande de la Tierra.Aunque popularmente se le identifica como un inquilino típico del Polo Norte, lo cierto es que ningún oso polar ha pisado jamás este punto geográfico, ya que las condiciones climáticas de la zona son demasiado duras incluso para él. Su distribución real es circumpolar; pasan el invierno sobre la banquisa de hielo ártica, y en verano, cuando éste se descongela, muchos se instalan en las islas y costas del Océano Glacial Ártico, con ligeras incursiones en las partes más septentrionales del Atlántico y el Pacífico. Una pequeña población habita en el norte de IslandiaPresenta un perfil más alargado que el de otros osos y las patas más desarrolladas, tanto para caminar como nadar largas distancias. Las orejas y cola son muy reducidas para mantener mejor el calor corporal, al igual que en muchos otros mamíferos árticos. En esto también colaboran una gruesa capa de grasa subcutánea y un denso pelaje que en realidad no es blanco, sino translúcido, formado por miles de pelos huecos (y que, al estar llenos de aire, son un buen aislante térmico).
Bajo el pelaje se encuentra la piel, que es negra para atraer mejor la radiación solar y aumentar así el calor corporal. La luz ordinaria se refleja sobre el pelaje, generando normalmente la falsa sensación de blancura. No obstante, en determinadas momentos y lugares puede verse amarillenta o incluso parda clara. El período de apareamiento (único en que los osos de ambos sexos se reunen y tratan de forma amistosa) es entre abril y mayo, pero los óvulos no se fertilizan y comienzan a desarrollar hasta septiembre aproximadamente, en lo que se conoce como implantación diferida. Durante este tiempo, la hembra trata de almacenar la mayor cantidad de grasa posible.
Sólo las hembras preñadas buscan refugio durante el invierno (aunque no hibernan), dando a luz una o dos crías durante el invierno en un refugio excavado en el hielo. El resto de los individuos siguen siendo activos a pesar de la oscuridad y frío extremo que reinan en el ambiente y vagabundean a la búsqueda de comida sobre la plataforma helada. Las madres no comen nada durante este periodo, sino que viven de la grasa que han acumulado en su cuerpo durante el invierno, mientras que los cachorros se alimentan de la leche materna. Esto ocasiona una fuerte pérdida de peso en las madres que deben recuperar durante el verano.
Las crías nacen en octubre, tras una gestación sorprendentemente corta. Al nacer tienen apenas 30 centímetros y 700 gramos de peso, y son ciegas, desnudas y totalmente desvalidas. En el curso de 5 meses crecen rápidamente, de tal manera que al inicio del verano pueden seguir perfectamente a la madre (ésta está extraordinariamente flaca y hambrienta tras el ayuno, que puede dejarla en la mitad de su peso inicial). Pasan otros 5 meses junto a ella, aprendiendo a localizar comida y guardándose de los machos adultos, que en ocasiones matan y comen oseznos. Algunos llegan a convivir con su madre hasta los 2-2'5 años de edad. Maduran sexualmente entre los 3 y los 4 años y pueden vivir un máximo de 30.Tradicionalmente, los osos polares fueron cazados por los esquimales y otros pueblos árticos, tanto por su carne como (especialmente) por su hígado lleno de vitaminas. Los colonos europeos comenzaron a matarlos también por deporte y para evitar sus incursiones en los poblados, donde podían robar comida o atacar a los animales domésticos. En raras ocasiones se dieron ataques contra humanos, aunque la gran mayoría de éstos fue obra de animales heridos previamente por los cazadores.


El número de osos polares se ha reducido enormemente en las últimas décadas. Hasta hace algunos años, los osos polares se cazaban desde embarcaciones de motor, avionetas e incluso helicópteros. Esta caza masiva puso la especie al borde de la extinción, por lo que acabó prohibiéndose. También se ha perseguido el uso de cebos envenenados para matar a los osos.


Las amenazas más modernas las constituyen la acumulación de contaminantes en el hielo y atmósfera árticos y el calentamiento que está afectando su ecosistema. Según estudios canadienses (2005) el hielo de las zonas habitadas por estos animales se está derritiendo hasta tres semanas antes que en la década de 1970, obligando al oso a retirarse a tierra firme sin haber completado sus reservas de grasa, que pierden durante el verano y el otoño en forma tan crítica que afecta la capacidad de las hembras para quedar preñadas y minan su capacidad de producir leche para alimentar a sus crías. Esto ha provocada una caída del 15% en la tasa de nacimientos.

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